SENTIMIENTOS

6 julio, 2018

Una propuesta

Os proponemos una práctica para esta semana que gira en torno a algo que nos afecta mucho: Sentimientos versus pensamientos.
Cuando nos comunicamos con el otro o establecemos con nosotros un diálogo interno, la CNV nos invita a expresar cómo nos sentimos ante una circunstancia determinada.Marshall Rosenberg dice que “el repertorio de adjetivos que aplicamos para evaluar, etiquetar y/o juzgar a otras personas o bien a la forma de proceder de éstas, suele ser más amplio del que disponemos para describir con claridad nuestros estados de ánimo”.Expresar nuestros sentimientos nos ayudará a establecer una conexión más profunda tanto con nosotros mismos como con nuestro interlocutor, ya sea éste un familiar, un amigo o una persona de nuestro ámbito profesional.

También nos hará ganar en claridad respecto a lo sucede en nuestro interior en relación a un hecho concreto o una forma de proceder del otro.Rosenberg matiza mucho la importancia de “establecer una distinción entre las palabras que expresan sentimientos reales y palabras que describen lo que creemos ser o que describen lo que pensamos de la forma de actuar de otros”. Es decir, en CNV intentamos expresar nuestros sentimientos distinguiéndolos bien de nuestros pensamientos y de la evaluación que hacemos de la forma de proceder de los demás.

Por ejemplo: si decimos “me siento ignorado” , la palabra “ignorado”, más que un sentimiento, describe cómo creo que los demás actúan en relación a mí. Aporta mucha claridad tomar conciencia de que eso es mi forma de evaluar lo que los demás hacen. Entonces, puedo pararme y preguntarme. “Cuando experimento y pienso que mis compañeros me ignoran, ¿lo que en realidad yo estoy sintiendo es?: tristeza, enfado, frustración, desánimo…”.

Esta semana te invitamos a hacer el siguiente ejercicio: Cuando tengas un dialogo (bien interno, con otra persona), te expreses diciendo: “me siento torpe”, “me siento un inútil”, “me siento culpable”, “me siento incapaz”, “me siento evaluado”, “me siento respetado” “me siento incomprendido”…

1. Dite a ti mismo: Cuando pienso que soy torpe, quizás podría estar sintiéndome… (triste, impaciente, desalentado, desanimado, desesperanzado, abatido, etc.).

2. Cuando oigas decir algo semejante a una persona de tu entorno: imagínate por un instante cómo se siente una persona que piensa algo así de sí misma.
Cuando te lo hayas imaginado, mira a ver si puedes decírselo, que suene algo parecido a esto “me imagino que cuando piensas que eres torpe te debes de sentir desanimado”.

3. Después de expresarlo, párate a pensar si sientes más conexión con esa persona que antes de contactar con su posible sentimiento.

4. Reflexiona por un momento qué repercusiones o consecuencias tiene para ti y para las personas de tu entorno clarificar si lo que dices es un sentimiento real tuyo o es la evaluación de la forma de proceder de alguien a tu alrededor.